martes, 13 de agosto de 2013

Noche de Perseidas


Anoche la playa me preguntó por ti, aquella brisa marina quería acariciar tu pelo casi tanto como yo, las olas marcaban el mismo ritmo que la noche que te conocieron y tus pisadas sobre la arena se habían quedado para que pudiera pasear a tu lado.

Anoche San Lorenzo lloraba, no quería reconocerlo, pero ni en la oscuridad más profunda pudo esconder sus lágrimas. En esta noche de Perseidas, quiero imaginarte allí sentada a mi lado, mirando al cielo en busca de alguna estrella fugaz para pedir deseos de eterna felicidad. 


Tuve que contarte como se piden los deseos a las estrellas. Presta atención, tienes que mirar fijamente al cielo, enterrar tus manos en la arena y cuando veas la estrella, cierra los ojos rápidamente y pide tu deseo.
Después de pedir unos cuantos, te echaste en mi, yo no necesitaba mirar al firmamento para ver las estrellas, tus ojos iluminados me reflejaban aquel regalo de Perseo y pude contemplar como letnamente te quedabas adormecida sobre mi pecho. Aproveché entonces para dibujar tu rostro al compás de tu respiración y miraba al cielo para no pedir nada, sólo para darle las gracias...


...por encontrarte...

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