lunes, 24 de febrero de 2014

Recuerdo


Pasiones de febrero que nunca podré olvidar, nostalgia de un beso debajo de una lluvia incesante que nos aseguraba un buen resfriado que no tendría más remedio que curarlo con el recuerdo eterno de aquella noche.

Hechizos y encantamientos se podían sentir en aquella madrugá por esas calles de la bahía, agarrados de la mano sin mayor rumbo que pararse en cada esquina para poder de nuevo besar aquel sueño, con miedo que de repente pudieramos despertar.

Estas loco, me decías. En mi defensa te digo que sólo quiero encontrar un lugar donde refugiarnos y mira, aquí te regalo esta azotea con un techo para dos, con vistas a las estrellas. Pero aquella noche... las constelaciones nos contemplarían a nosotros, vieron como respasabas con tus dedos cada detalle de mi cara para nunca olvidarme y por una vez conseguí convertirme en un atrevido cantautor, para cantarte tantos recuerdos al oído.

Volvimos volando mientras amanecía en la ciudad, agarrado de tu cintura invité al futuro para que nos diera la oportunidad de vivir una historia de cuento. Llevaba tiempo esperándote y aunque no me creyeras, yo llevaba tiempo muriendo por tenerte en mis brazos.

Jóvenes quisimos creer en el destino, bendecimos al azar que acercó nuestros corazones y soñabamos despiertos que todo era posible. Quizás desde aquella mirada, tu y yo, nunca llegamos a separarnos.

Ahora tenemos recuerdos que nos hacen soñar...

lunes, 10 de febrero de 2014

Carta a mis amigos exiliados


Sabía que cuando me empezaste a contar que novedades tenías, tu cara me decía que venian malas noticias, ya he vivido esto antes y nunca me fui con una sonrisa.

Triste vuelvo a casa, no me queda más remedio que entenderos, llevo tiempo viendo como vuestra pena no para de crecer cada día que pasa, al caer en la desesperación de la búsqueda del camino de vuestros sueños. Siento rabia al saber que aquí no se os valora, qué perdida tan grande tiene este país con cada billete de ida que se compra, por cada joven que abandona su origen sin saber cuando volverá...

Lloro por vuestras madres que tanto lucharon para sacaros adelante, aquellas mismas que se les encogió el pecho porque sus hijos se iban de casa para estudiar una carrera a otra ciudad, ¿cómo estarán ahora que os vais tan lejos? Lástima por ese padre que con su sudor luchó por tu futuro y que tan orgullosamente se dejaba la vida para que estudiaras, imaginándote siendo feliz aquí, a su lado, ejerciendo tu vocación, trabajando de aquello que tanto te ha costado.

Ahora quién tiene esperanza en este país si los que mandan, tengan el apellido que tengan, a la hora de engañar al ciudadano todos son iguales. Aquí en este cuento que nos hacen creer, los principes y princesas roban a su pueblo porque esa fue la educación que han recibido del “bonachón” de su padre...

Pero sabes una cosa, nosotros siempre hemos ganado... Mira tu maleta, casi necesitas el avión para ti sólo para llevarte tantos y tantos buenos recuerdos... que bien te vendrán para tus primeros días en tu exilio. Ojalá allí donde vas te esperen grandes momentos, que tu esperanza dibuje tu vida y que el cuadro de lo vivido sea tu reflejo cada mañana.

Amigo como te vamos a echar de menos... aquí te esperaremos, los que quedamos, mirando el calendario para saber cuándo volveremos a juntarnos los de siempre. Ahora sigue luchando, tienes nuestro apoyo y admiración por esa búsqueda infinita de querer ser esa persona que soñaste, ánimo.

A tu vuelta tendrás el mismo abrazo que siempre nos dimos y recuerda, que nadie te diga que no se puede...

lunes, 27 de enero de 2014

Buenas noches


Estudié las mil y una formas que tenía para enamorarte, una a una fui prácticando con la esperanza de acercar tu compañía a mi soledad, ahora creo que tendré que improvisar...

Se que es miedo lo que tienes pero te prometo que si vienes a dormir esta noche haré la guardia, sellaré las puertas del armario para que no salgan los monstruos y alejaré tus pesadillas contándote sueños al oido mientras duermes.
Tranquila que cuando se acerquen los fantasmas de tu pasado, les contaré todas mis intenciones así seguro que arrojarán sus sábanas y nos los volverás a ver, ahora por favor sueña...

Aprovecha y entra en mi mundo de fantasías, verás como allí está todo listo para que me acompañes de la mano, para que después no añores todo aquello que no nos atrevimos hacer, descubriendo el mundo juntos, resucitando en cada esquina y sintiéndonos tan conectados que no puedo dejar de preguntarme, dónde estuviste todo este tiempo.

Cuando despiertes te regalaré mi cuaderno, aquel que llamo “Historias por vivir” con millones de hojas en blanco, deseando que cojas tu bolígrafo e improvises en él, haz todos los garabatos que quieras, yo... me aseguré miles de caminos para convertirte en la princesa más bonita de este cuento.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Vuelta a casa


Ya es tarde y toca volver a casa, por el camino no me quiere acompañar ni el frío que debería de estar por estas fechas. Solo, camino mirando a la nada y no tardo ni tres pasos en cerrar mis ojos para empezar a recordarte… te imagino ahí parada, siempre tan bonita, tan radiante al verme que todavía no entiendo porque no te besé antes, abro los ojos… una vez más la realidad comienza donde acaba el espejismo.                 

Cada paso me acerca a mi cama, esa que tanto deseo que conozcas o más bien que te acostumbres a ella, dejando tu perfume en mis sabanas, por mi parte prometo abrigarte y que en ella, no tendrás nunca ninguna pesadilla.      

Esta noche estoy más cansado y sólo tu recuerdo me anima a seguir andando, pensar en ti hace que las calles se achiquen y sin darme cuenta estoy tarareando, una vez más, aquella canción que la hice nuestra; tú quizás ni lo sepas…                                          
Lo siento pero tengo esa necesidad de verte, para regalarme ese mejor momento del día que siempre viene patrocinado por tu sonrisa y de aquel salto hacia mi, agarrándome fuerte para darnos un nuevo abrazo que nos haga vibrar.                             
Ya veo mi piso al final de la calle, que corto se me hizo esta noche el camino de vuelta, todo es tan agradable a tu lado... gracias una vez más por tu compañía, gracias por el regalo de vivir con tu presencia.  

domingo, 24 de noviembre de 2013

Yo también jugué en ese polideportivo


Suerte tuvieron de encontrarte aquellos jovenes perdidos en las calles, cuando les diste un balón de baloncesto invitándoles a echar un partido, desde ese momento ellos ganaron su batalla contra la miseria que le estaba esperando en la oscuridad de la calle. A cuántos animaste a salir del bache por medio del deporte, por medio de las buenas amistades en aquel centro social que creaste en forma de polideportivo.

Cuanto bien hiciste en el barrio y como lo animaste, ¿quién no te conocia? Recuerdo en el colegio un torneo de fútbol, jugabamos contra el equipo de tu barriada y al enterarse que tú eras mi tío, todos los jugadores quisieron venir a saludarme, sentían admiración por ti. Nos ganaron... estoy seguro que la victoria te la dedicaron a ti.
Hiciste tanto bien entre aquellas pistas deportivas que todo un barrio se pregunta porque la vida fue tan injusta contigo y tuviste que irte tan pronto.

Ahora todo aquel que te conoció lleva algo de ti, diste tanto que estoy seguro que sigues enseñando en el recuerdo. Yo me quedo con esa humanidad que trasmitías, la hice parte de mi y ahora... intento no decepcionarte.

¡Me cachis en la mar! que mala suerte tuviste... al menos nos queda el consuelo al saber que viviste con alegría aquello que la vida te dió y con aquello por lo que luchaste. Viniste de la humildad de tu familia y aquello te hizo grande. Me encantaba ir a tu casa, verte allí leyendo tu periódico para después compartir con nosotros aquellas noticias, añadiendo información al respecto porque tú, siempre sabías mucho más de lo que aparecía en la crónica, realmente... sabías de todo.

Hace algo más de un año que te fuiste y seguro que ahora en el cielo se organizan campeonatos de todos los deportes y apostaría que has hecho una buena “candela”, has llamao a la Paquera y a Moraíto Chico y tenéis una buena zambomba montada allí arriba.

Ahora cuando juego en tu polideportivo, el Polideportivo la Asunción, te imagino allí y se me escapa una sonrisa al recordar con inmenso orgullo que mi tío Paquirri fue aquel hombre que todo un barrio quería, un hombre al que todos ahora... 

...echamos de menos...

jueves, 31 de octubre de 2013

La extraña de las botas rojas


No se como llegue allí pero la plaza estaba abarrotada, no cabía ni un alfiler. Me agobian esas situaciones que sabes que una vez que entras para poder salir tendrás que empujar, ser empujado y aguantar miradas y recibir no pocos pisotones.

Allí en la plaza de las Pasiegas me vi inmerso en aquel folclore y al avanzar casi tropiezo... tenía los cordones desatados, me agaché a ponermelos, en un lugar como ese ir con los cordones así era una invitación al batacazo público. Estando agachado rodeado de tantas personas desconocidas para mi, encontré tranquilidad y observé como se veía aquella plaza entre aquel mar de piernas, fue entonces cuando vi aquellas botas rojas... estarían a unos 15 metros de mi, ahora si me empezó a gustar estar en aquel lugar.

La banda empezó a tocar, una suave melodía que silenció la plaza y sorprendiéndonos a todos, un grupo de bailarines inmersos entre el público fueron cogiendo a los asistentes, invitándoles a bailar. Mis amigos, si es que se pueden llamar así, me empujaron cuando una de las bailarinas estaba acercándose, ella me cogió de la mano, ya no podía escapar.
Yo, que desconocía el motivo de tanta fiesta, estaba danzando junto a esa chica que me llevaba a su antojo, siguiendo sus pasos como podía, la vergüenza me estaba matando, agaché la cabeza y miraba al suelo...
En un giro rápido, volví a ver esas botas rojas, empecé a sonreir, sabía que estabas cerca.
Cada vez había más gente bailando por aquella plaza y mi bailarina no estaba dispuesta a soltarme, la música fue decayendo y el compás invitaba al balanceo de un lado a otro. Ante tanta gente mi espalda rozaba con otra, casi que bailaba con dos personas a la vez, seguía el mismo ritmo que nosotros...

Termino la música, mi compañera de baile me dijo (creo que por compasión) que no lo había hecho nada mal, la gente aplaudia y yo deje caer mis manos que fueron a encontrarse con las de la chica que estaba a mi espalda, no sentí reparo al estar en contacto de aquella desconocida y a ella tampoco pareció importarle. Me agarró las manos, sus dedos empezaban a jugar con los mios y por la forma que  me acariciaba, sabía que eras tú...

Empezó de nuevo la melodía interpretada por la banda, ahora me toca bailar contigo le dije aún de espaldas, al girarnos me abrazaste y al oido me dijiste “ahora sigue mis botas rojas, seguro que así no te pierdes”.

martes, 22 de octubre de 2013

Candidatura a la esperanza


El bueno de Miguel se cae de sueño, aún le quedan cuatro horas de trabajo y no le queda otra que mantenerse despierto a base de energía guardada en tiempos mejores. Sabía que por el peso de su cartera no le llegaba para el café.
Mientras tanto, la cadena de montaje le invitaba a la monotonía de su día a día, él... pensaba en sus princesas, no tiene mayor razón que ellas para seguir allí.

Son las 23:00, la sirena de la fábrica grita libertad y Miguel vuelve a casa que ya por hoy está bien. Salió sobre las 9:00 para hacer un recado, algun trabajo no declarado y recorrer unos pocos de kilometros con la esperanza de dejar un nuevo curriculum que se convierta en la salvación para el futuro de su hija.

El paseo de vuelta es duro, le pesa la vergüenza de no sentirse capaz de no poder sacar adelante a su familia. Hoy hace un mes que le dijeron que no lo renovarían y desde entonces no ve más que derrotas, ya no sabe que máscara ponerse al volver a casa.

Allí le espera la felicidad de la pequeña África y la belleza de Ana, reina de la casa, a quien esta noche ya no podrá engañar... Miguel se derrumbó, la preocupación no le dejaba dormir, Ana le besó y lo calmó con su abrazo susurrándole al oido “saldremos adelante...”.

Una vez sonó el despertador, cogió fuerzas de la mirada de Ana y de la sonrisa de la pequeña, sabía que hoy la vida le invitaba a vivir, quizás al cruzar la puerta, la suerte esté en el ascensor y venga conmigo de la mano a entregar una vez más, su candidatura al puesto de trabajo que se ofrece en aquel establecimiento.